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¿De quién eres esclavo?

 

 

   Romanos 6.16 (NTV)

 

¿No se dan cuenta de que uno se convierte en esclavo de todo lo que decide obedecer? Uno puede ser esclavo del pecado, lo cual lleva a la muerte, o puede decidir obedecer a Dios, lo cual lleva a una vida recta.

Bob Dylan cantaba: «Tendrás que servir a alguien. Puede que sea el Diablo o puede que sea el Señor».

Muchas personas que se han convertido en esclavas de sus propios deseos.

Cada vez que tomas una mala decisión, se hace más difícil tomar una buena que te lleve a conquistar.

 

CINCO ELEMENTOS PARA UN CAMBIO DURADERO

 

1. El cambio duradero requiere edificar tu vida sobre la verdad. Juan 8.31–32

 

«Se mantienen fieles a mis enseñanzas, serán realmente mis discípulos; y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres».

 

Pero primero, ¡es probable que la verdad te haga sentir mal! ¿Por qué? Porque no nos gusta afrontar la verdad acerca de:

 

1.Nosotros.

2.Nuestras debilidades.

3.Nuestros malos hábitos y especialmente nuestras motivaciones.

 

Pero hasta que no oigas la verdad acerca de por qué haces lo que haces y vayas a la raíz de tus hábitos, el cambio es muy probable que sea hueco y de corta duración.

Nada cambiará permanentemente hasta que no profundices hasta el cimiento de la verdad acerca de tu vida y el propósito de Dios para ella.

 

2.El cambio duradero requiere tomar decisiones sabias.

 

Todos quieren estar saludables, pero muy pocas personas deciden estarlo. El cambio duradero requiere nuevas formas de pensar.

No harás ningún cambio hasta que decidas dejar atrás todas aquellas cosas que te impiden cambiar verdaderamente.

No te convertirás en alguien sano por accidente. De hecho, es toda una vida de elecciones, pero comienza con una decisión.

 

A medida que vayas tomando cada vez más decisiones saludables, comenzarás a cambiar: «… Debían quitarse el ropaje de la vieja naturaleza, la cual está corrompida por los deseos engañosos; ser renovados en la actitud de su mente; y ponerse el ropaje de la nueva naturaleza, creada a imagen de Dios» (Efésios 4.22–24).

 

"Tú haces lo que puedes hacer, y Dios hace lo que solo él puede hacer."

 

3.El cambio duradero requiere nuevas formas de pensar.

 

Tu manera de pensar determina tu manera de sentir, y tu manera de sentir determina tu manera de actuar.

Si quieres cambiar la manera en que actúas, debes comenzar por cambiar tu manera de pensar.

Tus pensamientos son el piloto automático de tu vida.

 

Romanos 12.2 (NTV) dice: «No imiten las conductas ni las costumbres de este mundo, más bien dejen que Dios los transforme en personas nuevas al cambiarles la manera de pensar, entonces aprenderán a conocer la voluntad de Dios para ustedes, la cual es buena, agradable y perfecta».

 

Permíteme hacerte unas preguntas muy personales:

¿Qué antiguas maneras de pensar tienes que cambiar?

¿Dónde necesitas arrepentirte?

¿Te has aferrado a algunas ideas autodestructivas acerca de la comida, de tu cuerpo, del sexo, o acerca del trabajo que han dañado tu salud?

 

Para llegar a estar sano, tendrás que arrepentirte de las decisiones no saludables.

Filipenses 2.5 dice: «La actitud de ustedes debe ser como la de Cristo Jesús».

 

4. El cambio duradero requiere al Espíritu de Dios en tu vida.

 

Necesitas el poder de Dios, y no solo la fuerza de voluntad, para cambiar. El Espíritu Santo de Dios nos ayuda a ser libres de malos hábitos, compulsiones y adicciones.

Cuanto más permitas que el Espíritu de Dios te guíe y te llene de poder, más hace Él crecer rasgos positivos de carácter en tu vida que reemplacen tus malos hábitos.

 

5.El cambio duradero requiere una comunidad sincera.

 

Algunos de tus hábitos, patrones y conductas están arraigados tan profundamente que nunca podrás desarraigarlos y reemplazarlos tú solo.

Probablemente has intentado cambiar muchas veces y no has logrado mantener los cambios.

Si pudieras cambiar esas áreas difíciles por ti mismo, ya lo habrías hecho.

Pero algunos hábitos son tan fuertes, que debemos formar un equipo para hacerles frente.

 

«No es bueno que el hombre esté solo» (Génesis 2.18).

 

La Biblia está llena de versículos acerca de la importancia de la comunidad.

 

Hebreos 10.25 dice: «No dejemos de congregarnos, como acostumbran hacerlo algunos, sino animémonos unos a otros».

 

Gálatas 6.2 dice: «Ayúdense unos a otros a llevar sus cargas, y así cumplirán la ley de Cristo».

 

Eclesiastés 4.9-12, NTV dice: «Es mejor ser dos que uno, porque ambos pueden ayudarse mutuamente a lograr el éxito. Si uno cae, el otro puede darle la mano y ayudarle; pero el que cae y está solo, ese sí que está en problemas […] Alguien que está solo, puede ser atacado y vencido, pero  si son dos, se ponen de espalda con espalda y vencen; mejor todavía si son tres, porque una cuerda triple no se corta fácilmente».

Comienzas a tomar decisiones saludables que se convertirán en hábitos al reforzarlas.

Finalmente, esperas que Dios te capacite para ser constante, reclamando la promesa de Filipenses 1.6: «Estoy convencido de esto: el que comenzó tan buena obra en ustedes la irá perfeccionando hasta el día de Cristo Jesús».

 

¿Estás listo para comenzar tu viaje hacia una vida más sana?

 ¿Es el momento de hacer algunos cambios?

 

Adelante; haz un compromiso contigo mismo y con Dios.

 

Afirmación del día: Yo soy libre del pecado pero esclavo por amor a Cristo mi Señor.

devocionaleselioenaiperez.blogspot.com

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