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Como Ministerio MISF y REDIME desde que Dios nos comisiono para establecer su reino en México y fuera de sus fronteras lo hemos hecho con la única moneda llamada Fe. Esta sustancia divina es la que nos ha abierto las puertas en las naciones y sobre todo es la llave que el Padre nos entregó para mantener los cielos abiertos.
Dios nos ha enseñado que El fruto del silencio es la oración. El fruto de la oración es la fe. Habacuc 2:4 asegura: He aquí que aquel cuya alma no es recta, se enorgullece; mas el justo por su fe vivirá.
El que vive por fe no lo hace por orgullo porque creer es demostrar humildad. No es lo mismo decir “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” que decir “Yo soy capaz de todo”. En Redime enseñamos que cuando nacemos de nuevo, somos trasladados del reino de mundo al Reino del Señor y operamos bajo Sus estatutos, leyes y orden que nos hacen creer en un futuro de paz, gozo y estabilidad. La Palabra dice: “Busca primeramente el Reino de Dios y Su justicia y todas estas cosas os serán dadas”. Esto significa que el Reino trae “cosas” para quienes viven por fe, no para quienes solamente han nacido por fe pero luego no la practican y hacen crecer.
Vivimos, practicamos y hacemos las cosas por fe.
2 Corintios 5.7
Porque por fe andamos, no por vista.
Es caminar por fe y no por vista
1 Timoteo 6.11-12
Mas tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre. Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos.
Esta Palabra le habla a alguien que ya nació, vivió y caminó por fe, es decir que ha sido formado como hombre de Dios.